Ayer tuve la suerte de asistir al estreno de la película ‘La guerra de los botones’. Estaba impaciente por acudir a ver la nueva obra de Christophe Berratier, que tras ‘Los chicos del coro’ no necesita presentación. Puedo asegurar que la película despierta sensaciones indescriptibles que te retotraen a la infancia de la misma manera que te convierten en un adulto responsable en tan sólo un para de tomas.
Su director deja entrever las contradicciones humanas según el cristal con que se miren. De manera que, comportamientos censurables en determinadas ocasiones de nuestro enemigo, terminan haciendose propios de forma totalmente justificada. Una actitud, que por otra parte, no es en absoluto exclusiva de niños.
La historia mezcla las peleas de chicos de diferentes pueblos rurales franceces, en las que el enemigo suele ser humillado como se merece, con el romanticismo de dos historias de amor. El tono más adulto está dibujado por la política y el tinte histórico del nazismo. Pero volviendo al marco infantil, parece que una de las humillaciones preferidas consiste en dejar al otro bando sin botones, tirantes o cualquier útil que pueda sujetar la ropa para que todo quede en su sitio, de ahí su título. Basada en la novela de louis Pergaud, en los años 60 tuvo su primer estreno en cines bajo la dirección de Yvest Robert quien, con un bajo presupuesto, rodó esta obra maestra que le valió el premio Jean Vigo.
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¿Te vienes al cine?